jueves, 20 de septiembre de 2012

A mi hermana

Considero que el apoyo familiar en la vida de cualquier persona es muy importante pero cuando tienes que hacer frente a una condición de vida, valga la redundancia, crónica como la diabetes, éste es imprescindible.

Mi entrada de blog va dedicada a una persona esencial en mi vida y que desde un primer momento ha hecho frente a mi diabetes de la forma más inteligente que se puede hacer, es decir, desde la aceptación y el reconocimiento de ella en lugar de la negación y ocultación.

Pese a ser  la más pequeña de edad, mi hermana captó rápidamente la normalidad que se necesita para integrar la diabetes en la vida diaria de la forma más sencilla posible y poder así llevar una vida normal dentro de las particularidades y cuidados que la diabetes requiere.

Este gesto siempre se lo agradecí. Me entendió cuando estaba mal. Me apoyó en lo bueno y en lo malo. Me acompañó siempre que lo necesité y todo ello sin pedirme nada a cambio. Por el contrario, todo con una amplia sonrisa y grandes muestras siempre de cariño y buen hacer.

Por todo ello, jamás dejaré de estarle tremendamente agradecida, pues, como digo todos necesitan su "ángel de la guarda" para hacer frente a la diabetes y por momentos, ella fue el mío.

Gracias Mara. Te quiero.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

El hambre diabético


Si algo caracteriza a la mayoría de los diabéticos es la continua sensación de hambre que tienen. Pero para colmo de males y como todos ellos saben si algo forma parte de su tratamiento es el control de la alimentación. Y nos guste o no, no podemos comer todo lo que nos gustaría cuando nos gustaría. Es cierto, que con los nuevos tratamientos las cosas han mejorado mucho. Las insulinas ultrarrápidas cuya actuación empiezan a los 10 minutos de ser inyectadas nos han facilitado mucho la posibilidad de comer azúcares de rápida absorción, lo que ha hecho la delicia de los más golosos.


Asimismo, las bombas de insulina con sus bolus duales o cuadradados han posibilitado también la ingesta de pizzas y grasas de absorción lenta en mayores cantidades. Pero, no nos equivoquemos, todo esto por mucho que nos flexibilice la alimentación, NUNCA nos permitará comer lo que nos de la gana, cuando nos de la gana y en la cantidad que nos de la gana.


Como decía al inicio, ese control de la alimentación es contrapuesto a la sensación física y mental de "hambre" que tiene el diabético durante todo el día. Hambre mental en el sentido que todo lo prohibido ya te genera "ir contracorriente" y cuando te dicen que no puedes hacer algo te dan más ganas de hacerlo. Aunque ahora, con el plan por raciones la alimentación del diabético ha cambiado mucho.


Digo física, en el sentido que, el diabético siempre tiene hambre por un motivo u otro. Si tiene una hipoglucemia sus células están faltas de glucosa, de alimento y, en consecuencia, a nivel físico devoras y tienes que hacer reales esfuerzos para no comerte una "vaca rellena de pajaritos" y optar por la fruta o el zumo natural, en lugar de por el bollycao y la palmera de chocolate, cuyo efecto rebote e hiperglucemiante sabemos que será mucho peor y contraproducente para nuestra salud.


Si tenemos una hiperglucemia, significa que nuestra concentración de glucosa en sangre es elevada, con lo cual, nos está faltando la energía que nuestras células necesitan para realizar sus actividades normales. Consecuentemente, volvemos a estar hambrientos porque nuestra nuestras células nos vuelven a pedir comida. En esta ocasión, tenemos que volvernos a controlar otra vez porque si tenemos el azúcar alta en sangre no podemos añadir más comida para que suba aún más.


Tan sólo estaremos "tranquilos" cuando estemos en normoglucemia y esto también es muy relativo porque como seamos de picoteo o de pagar nuestros problemas de ansiedad con comida, el autocontrol está nuevamente amenazado. Por tanto, hambre, hambre y más hambre es una de las sensaciones casi continuas con las que tiene que lidiar un diabético y el autocontrol, una vez más, su cuerda de equilibrista sobre la que caminar.


No obstante, con una buena educación, firmeza, seguridad en ti mismo, autoestima, confianza, y buenos apoyos todo se puede conseguir en esta labor diaria del autocontrol diabético.