jueves, 29 de marzo de 2012

Los pinchazos que no se ven


La diabetes es una enfermedad a veces comprendida y a veces no, la mayoría. Por desconocimiento, desinterés, miedo, pereza, lejanía, infinidad de motivos, como ocurre con todas las cosas.
Lo que pasa es que cuando te toca a ti, todo cambia. Es una alteración del sistema metabólico, que para bien o para mal, te cambia la vida. Todo depende de la actitud con la que la afrontes, las circunstancias que te rodeen y los daños colaterales que conlleve. Esto es genérico también para cualquier cosa en la vida.
Lo que sí está claro, es que el ser diabético incluye muchas veces un sentimiento de soledad, difícilmente describible que sólo lo entiende otro diabético.

 Te sientes solo cuando te da una hipoglucemia y devoras cualquier comida ante la mirada atónica de los que te rodean; cuando tienes una hiper y te sientes tan enojado con el mundo que gritarías a cualquiera que pasar por tu lado; cuando tienes que comer a tus horas y ves que por el motivo que sea no puedes hacerlo; cuando tu cabeza no puede dejar de contar hidratos y unidades de insulina; cuando te  sientes vulnerable porque has hecho ejercicio y sientes que te flaquean las fuerzas y puedes estar sufriendo una hipoglucemia. En definitiva, son mucha las situaciones que pueden hacer sentirte mal y diferente.

La diabetes requiere disciplina, voluntad, constancia, optimismo, tesón, esperanza, lucha y toda una serie de valores, nada cotizables en nuestra sociedad pero imprescindibles para convivir con nuestra amiga. Porque está claro que la diabetes o la tienes de amiga o de enemiga te puede puede hacer mucha pupa, a nivel físico y psicológico.

Por ello, considero imprescindible que junto a endocrinos, enfermeros, cuidadores, y demás personal sanitario, el diabético pudiera contar en su equipo médico con un psicólogo, para esos  momentos de soledad, inseguridad, frustración, miedo que siente muchas veces en su camino. Porque esta es una batalla dura y sobre todo, larga. No obstante, con optimismo y valentía siempre salimos adelante. Pues, nos va la vida en ello.